Posverdad: la lucha por la verdad en la era de la información

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Seguramente has oído hablar de la postverdad, un término que se ha popularizado en los últimos años, pero ¿qué significa exactamente y por qué es importante?

La postverdad es un fenómeno que implica la distorsión deliberada de la realidad, en la que las emociones y las creencias personales tienen más peso que los hechos objetivos a la hora de crear y modelar la opinión pública y las actitudes sociales. Se da más importancia a lo que se siente o se quiere creer que a lo que se puede demostrar.

En la actual era digital, donde la información fluye constantemente a través de múltiples canales, nos enfrentamos a un desafío creciente: discernir entre la verdad y la falsedad. Los términos como "posverdad", "fake news", "posveracidad", "charlatanería" se han convertido en conceptos clave para entender esta problemática.

En este artículo, exploraremos estos fenómenos y su impacto en nuestra sociedad, así como las medidas que podemos tomar para promover la honestidad y la objetividad en la era de la información.

1. La posverdad:

La posverdad se refiere a la tendencia de basar la aceptación de una afirmación en emociones y creencias personales, en lugar de en hechos objetivos. En este contexto, las narrativas y los discursos emocionales pueden prevalecer sobre la evidencia verificable. La posverdad plantea un desafío significativo para el periodismo y la comunicación, ya que la distorsión de la verdad puede tener consecuencias profundas en la sociedad.

2. La posveracidad:

Como resultado de vivir en una era de posverdad, en la que se desconfía de las fuentes de información tradicionales, se busca confirmar las propias creencias o emociones. La posveracidad se refiere a la búsqueda de la verdad y la objetividad en un entorno saturado de información contradictoria. En un mundo donde las noticias falsas y la desinformación se propagan rápidamente, la posveracidad implica un esfuerzo consciente por verificar los hechos y utilizar fuentes confiables antes de aceptar una afirmación como verdadera. La alfabetización mediática y el pensamiento crítico desempeñan un papel fundamental en la promoción de la posveracidad.

3. La charlatanería:

La charlatanería es el uso abusivo o fraudulento de la palabra para engañar o manipular a las personas. Se refiere a la práctica de hacer afirmaciones falsas o engañosas con el propósito de engañar o manipular a los demás.

Los charlatanes se aprovechan de la credulidad de las personas y utilizan tácticas persuasivas para promover ideas o productos dudosos. La charlatanería no solo afecta a nivel individual, sino que también puede tener un impacto en la toma de decisiones colectivas, la salud pública y la confianza en las instituciones.

 

¿Por qué deben preocuparnos estos términos?

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El tejido de la sociedad se deshace cuando las emociones y los puntos de vista personales triunfan sobre las verdades objetivas y las aspiraciones colectivas.

Cuando ciertos hechos se sacan de contexto o se manipulan para dar forma a opiniones sesgadas, el resultado es una narrativa falsa que se propaga como una enfermedad contagiosa, provocando la desintegración de nuestros principios y valores fundamentales. Esto no solo conduce a la condena del instigador sino que también lo recompensa, creando un grave dilema que exige una atención urgente.


¿La posverdad esconde una manera velada de censura o de control social?

Se podría argumentar que el fenómeno de la posverdad tiene el potencial de creear modos discretos de censura y regulación social en circunstancias específicas.

La propagación de datos erróneos o engañosos posee la capacidad de influir subrepticiamente en el sentimiento público, distorsionar la verdad objetiva y erosionar la confianza en fuentes de información acreditadas.

Tales tácticas pueden ser hábilmente empleadas por entidades influyentes, grupos de poder, regímenes autocráticos, incluso de "neocárteles" de la comunicación, todos ensamblados para dar forma a la percepción pública, suprimir las voces críticas disidentes y perpetuar su dominio sobre la población.

En ciertos casos, los gobiernos o grupos de interés pueden explotar el concepto de posverdad para difundir narrativas engañosas que se alinean con sus objetivos políticos o para socavar a quienes desafían su postura.

Al fomentar la incertidumbre y la perplejidad, tienen el potencial de erosionar la fe depositada en los medios de comunicación imparciales y las instituciones democráticas, lo que en consecuencia disminuye la capacidad de la sociedad para tomar decisiones juiciosas y bien informadas.

Además, la prevalencia de los fenómenos de la posverdad tiene el potencial de engendrar una consecuencia desafortunada: la autocensura en el ámbito de los medios y el periodismo.

A medida que se intensifica la difusión de información errónea y noticias falsificadas, es posible que los miembros de la industria de los medios sucumban al encanto de ciertas narrativas para defender o atrapar a los lectores. En consecuencia, esta inclinación perjudicial puede posteriormente erosionar los cimientos de la objetividad y restringir el espectro de diversas perspectivas. 

 

El poder de la posverdad

Es de suma importancia reconocer que la noción de posverdad no implica invariablemente un esfuerzo consciente por suprimir o ejercer la autoridad.

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En diferentes escenarios, la noción de posverdad surge como resultado de la difusión involuntaria de datos erróneos, la falta de diligencia en la verificación de los hechos o la propagación irresponsable de rumores infundados.

Además, puede ser impulsado por el sesgo de confirmación, en el que las personas buscan activamente información que se alinee con sus creencias preconcebidas.

El sesgo de confirmación es un fenómeno psicológico común en la que las personas poseen una propensión a buscar, interpretar y retener activamente información que se alinea con sus nociones preconcebidas o suposiciones iniciales. En esencia, las personas tienen una inclinación innata a buscar evidencia que afirme sus creencias existentes, mientras que convenientemente ignoran o descuidan cualquier información que desafíe o contradiga estas convicciones.

Esta tendencia puede ejercer una profunda influencia en nuestra percepción de la información y los procesos de toma de decisiones. Al aferrarnos a nuestras nociones preconcebidas y buscar activamente la validación, sin darnos cuenta limitamos nuestra capacidad para explorar puntos de vista alternativos y nos mantenemos receptivos al diálogo constructivo y al potencial de cambio.

En consecuencia, esta inclinación contribuye a la polarización y el callejón sin salida que prevalecen en el discurso público, ya que las personas se adhieren firmemente a sus convicciones sin considerar debidamente las pruebas nuevas y convincentes.

En el ámbito de la posverdad, el sesgo de confirmación posee la capacidad de magnificar la influencia de la desinformación. Cuando las personas encuentran información que resuena con sus creencias y valores preexistentes, se inclinan fácilmente a aceptar y difundir falsedades.

Esta búsqueda perpetua de validación desde su propio punto de vista los ciega a las señales de advertencia, descarta la evidencia contradictoria y los atrapa en la red traicionera de la desinformación.


¿Vivimos en una época de censura?

En general, tanto España como Europa son democracias que valoran y protegen la libertad de expresión como un derecho fundamental. Sin embargo, también existen preocupaciones legítimas sobre casos puntuales de restricciones a la libertad de expresión, tanto en el ámbito estatal como en el entorno digital.

En España, ha habido debates y controversias en torno a la aplicación de ciertas leyes y medidas que algunos críticos consideran que pueden tener un impacto en la libertad de expresión. Por ejemplo, la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana (conocida como "Ley Mordaza") ha sido objeto de críticas por su supuesta restricción a la libertad de expresión en manifestaciones y protestas. La ley de Memoria historica o como ahora la quieran llamar implica una ruptura con nuestro devenir histórico.

En cuanto al entorno digital, ha habido preocupaciones crecientes sobre la moderación de contenido en plataformas en línea y el equilibrio entre la libertad de expresión y la lucha contra la desinformación, el discurso de odio y otros contenidos perjudiciales. Algunos argumentan que estas medidas de moderación pueden llevar a formas de censura o a la limitación de ciertas voces y opiniones.

En resumen, aunque España y Europa son democracias que valoran la libertad de expresión, existen casos y preocupaciones legítimas sobre restricciones puntuales a este derecho. Es importante mantener un debate abierto y constructivo sobre estos temas para garantizar el respeto a la libertad de expresión y los derechos fundamentales en el contexto actual.


¿Qué hacer para promover la honestidad y la objetividad?

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Para contrarrestar estos posibles efectos negativos de la posverdad, es esencial promover el pensamiento crítico. La verdadera transparencia, la diversidad de voces y la búsqueda activa de la verdad son herramientas fundamentales para contrarrestar cualquier forma de censura o control social que pueda surgir bajo el disfraz de la posverdad.

Debemos esforzarnos por ser conscientes de nuestras propias tendencias y buscar activamente diferentes perspectivas y evidencias. Esto implica estar dispuestos a cuestionar nuestras creencias, escuchar a aquellos que piensan de manera diferente y buscar información de fuentes confiables y diversas.

El pensamiento crítico y la apertura al debate honesto son herramientas importantes para contrarrestar el sesgo de confirmación. Al desafiar nuestras propias ideas preconcebidas y buscar activamente la verdad, podemos evitar caer en la trampa de la posverdad


El papel de los medios de comunicación:

En la era de la información, los medios de comunicación juegan un papel crucial en la formación de opiniones y la difusión de información. Sin embargo, también pueden ser víctimas de la posverdad y la charlatanería. Los periodistas y los medios deben esforzarse por mantener altos estándares de veracidad y precisión, promoviendo la responsabilidad y la transparencia en su labor informativa.

Existe una máxima en periodismo: opinar es libre, los hechos son sagrados.

Sobre esta máxima hay que promover la responsabilidad en los medios de comunicación, fomentando la divulgación de fuentes confiables y la corrección de errores de manera oportuna. Establecer estándares éticos más estrictos para los medios de comunicación, asegurando que se priorice la veracidad y se evite la difusión de información falsa o engañosa, venga desde donde venga. Sin olvidarnos de otra máxima: ¿quién verifica al verificador? (te recomiendo mi artículo sobre los argumentos de autoridad)

No es baladí incentivar la participación ciudadana y la responsabilidad individual en la difusión de información, alentando a las personas a verificar los hechos antes de compartir contenido en línea. 

La repetida falacia "el problema viene derivado del mal uso de las redes sociales" me suena por enésima vez a la incesante criminalización del ciudadano y a nuevos recortes y reajustes, Palabras "gurú" de los regímenes autoritarios.

Pero no olvides, lo que está en juego no es sólo la libertad de expresión, si no nuestra libertad en su concepto más amplio. 

 

Conclusión:

En la era de la información, la posverdad, plantea desafíos significativos para nuestra sociedad. Sin embargo, al promover la posveracidad y combatir la charlatanería, podemos fortalecer nuestra capacidad para discernir la verdad y tomar decisiones fundamentadas. Mediante la educación, la transparencia y la responsabilidad tanto en los medios de comunicación como a nivel individual, podemos construir una sociedad más informada y resistente a la manipulación.

La búsqueda de la verdad debe ser un objetivo compartido, y juntos podemos enfrentar los desafíos de la desinformación y promover un tiempo basado en la honestidad y la objetividad.

No debemos permitir endosar las responsabilidades al ciudadano, obviando los terribles estudios de mercado con resultados tan preocupantes como que ya superamos con creces la desconfianza y la incredulidad contra cualquier tipo de información que provenga de fuentes oficiales, oficialistas u oficiosas.

Cada acto tiene sus consecuencias, el tiempo nos dirá cuales son el cultivar eso que ya figura dentro de los diccionarios académicos con la entrada: posverdad.


Un saludo y gracias por leerme.
Martín S. - Escribolandia

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Fuentes que he usado para este artículo :

  • Mundo virtual y posverdad.
    Nueva realidad entre el poder y los medios en el S. XXI
    - www.researchgate.net
  • Cuadernos de Estrategia 197. La posverdad. Ministerio de Defensa - Instituto Español de Estudios Estratégicos https://publicaciones.defensa.gob.es/
  • Informe Edelman Trust Barometer Spain 2023
    https://www.edelman.com.es/2023-edelman-trust-barometer
  • ¿Que son las fake news?
    Federación Internacional de Periodistas https://www.ifj.org/es/
  • La era de la posverdad, la posveracidad y la charlatanería
    Universidad de Navarra
    https://www.unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/la-era-de-la-posverdad-la-posveracidad-y-la-charlataneria





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